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30 sept 2008

DIGNIDAD Y ORGULLO DEL ESTUDIANTE DE UNIVERSIDAD PÚBLICA


Existe, en nuestro país, un grupo selecto de ciudadanos, cuyas capacidades y cualidades intelectuales les dan derecho a ser llamados estudiantes públicos. Este gran honor esta reservado a aquellos llamados a ser los protagonistas de la historia del país, pues, es la función social esencial y máxima responsabilidad del estudiante de la universidad publica, pensar y debatir sobre su realidad, para, fruto de ellas, alcanzar el fin ultimo del interés publico: el bien comunal. La universidad publica existe gracias al pueblo y debe responder a los intereses de este; si bien, su financiamiento depende de las rentas de la nación, que no son más que los múltiples impuestos recaudados en el país, y en el nuestro la carga tributaria no recae sobre las clases altas, mucho menos sobre el sector industrial ni, aun más absurdo, sobre el sector financiero, la universidad publica es financiada por el ciudadano de a pie, por los obreros, los trabajadores, el campesinado, los desplazados y toda clase de miserables, no pobres, eso somos el resto, que deben pagar un 16% al estado para poder comer arroz con agua de panela dos veces al día y lavar su ropa con jabón de barra.

Así entonces, la universidad pública, debe ser la cuna de la libertad de expresión, un claro reflejo de todas las realidades de la nación y las regiones, transformándose en semillero de ideas que lleven a la vanguardia la nación y propendan por un desarrollo económico y social. Como lo hicieron en julio de 1789, mayo 1968 y noviembre 2005 los estudiantes parisinos.

Sin embargo, esta función social del estudiantado, resulta ser una piedra en el zapato para las clases elitistas y neoliberales que gobiernan nuestro país. La universidad y sus estudiantes que reclaman, entre sus últimos alientos, por no caer en la agonía sinuosa de la privatización, que acallaría su voz libertaria, la misma que grita por abolir la injusticia social, que cunde de miseria las ciudades y plaga los campos de hambre, aquel estudiantado que -peor aun- denuncia el descaro de un gobierno corrupto, criminal y fascista, que juega con la dignidad del pueblo, a quien hoy vende y arrodilla ante las multinacionales, con la complicidad farsante de los medios masivos de comunicación.

Muestra última de ello, constituye el episodio de las semanas anteriores, protagonizado por la senadora Gina Parody y el canal RCN. Como es de conocimiento general, la madre de la patria resolvió divulgar una serie de videos, encontrados en you tube, en los cuales un grupo de estudiantes encapuchados y en formación, se presentan ante los estudiantes de primer semestre de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, durante sus jornadas de inducción, como miembros de las juventudes Bolivarianas, arengando en contra del gobierno y denunciando el continuo abuso de la elite, además de su perpetua masacre en contra de los defensores de los intereses populares, entre ellos el estudiantado, victima crónica de la persecución y desaparición por parte de las fuerzas del estado y los grupos paramilitares, de quienes, cada vez más, se comprueba su vinculo con las fuerzas armadas. Tomando como base este video, la senadora sostiene que los estudiantes, profesores y hasta directivos de las universidades públicas estamos siendo victimas de un adoctrinamiento continuo y certero por parte de los grupos guerrilleros que luchan en las montañas, valles y llanos de Colombia. Hemos sido infectados por la farcpolitica y en nuestro pensamiento pululan las ideas terroristas. Resulta que, para la senadora, la presencia de encapuchados esta llevando las universidades publicas al acabose intelectual, convirtiéndolas en templos autónomos, donde se adoctrinan fieles a los movimientos armados, dispuestos a abandonar su vida familiar, social, sexual, su carrera, sueños y aspiraciones para tomar un arma e ir a la montaña a combatir, cuando, irónicamente, un gran porcentaje de la población masculina de las universidades publicas ha hecho hasta lo imposible para evadir el servicio militar obligatorio. Afirma, además, que somos el nuevo blanco de las operaciones de reclutamiento del secretariado general de las FARC-EP, al aseverar, en entrevista dada a la noche de RCN, que “al subir Cano como numero uno de las FARC, se enfoco en las universidades publicas con el fin de fortalecer la presencia urbana de las milicias”, desconociendo con esto la presencia histórica de dichos grupos al interior de las universidades publicas. Al punto tal, que uno de los más grandes movimientos armados del país, el ELN, es fundado en una cafetería de universidad publica, fruto del debate estudiantil y obrero, sumado al accionar armado del régimen.

Accionar armado del cual es consecuencia la capucha, esconderse tras ella no es un acto de cobardía, sino de supervivencia, no busca infundir terror en quien la ve, sino coraje en quien la porta, le permite evadir al verdugo, quien, de descubrir su rostro, cercenaría su cabeza y si es posible la de su familia y amigos; no refugia en el anonimato al criminal, facultad dada a ciertos fiscales y jueces de justicia y paz, silencia la identidad del luchador cuyo nombre busca acallar el establecimiento. La capucha es testimonio de la dignidad del estudiante, quien, a pesar de tener conciencia clara del riesgo que corre al arengar en pro de la re-evolución, decide apostarse el todo por el todo y esconder su rostro tras el temor de ser descubierto, perseguido y muy posiblemente torturado, asesinado y desaparecido. Pues, para cualquier estudiante de universidad pública, produce más terror y zozobra la continua presencia de miembros del ESMAD en las puertas de las universidades y del DAS en las asambleas y salones, que la de un encapuchado o varios, con bata y todo, al interior de los campus. ¿Liberación o muerte?

Parece ser que la senadora, los periodistas y el pueblo se han olvidado del sinnúmero de compañeros que han sido masacrados, desaparecidos y torturados vilmente, y no solo ellos, sino, además, el raudal de estudiantes y profesores que hoy son refugiados políticos, a causa de la persecución del estado. Ejemplo de ello es el promedio de nueve desaparecidos por semana, de las diferentes organizaciones estudiantiles y sindicales del sector educativo, durante el primer periodo de gobierno del régimen uribista. La misma UPTC es victima del asedio a los compañeros que se presentan al debate sin la famosa capucha, uno de ellos, José Luís Blanco debió abandonar sus estudios recientemente, acosado por las insistentes amenazas de los grupos paramilitares, del cual hoy en día son blanco varios compañeros de nuestra universidad. Sin embargo, la senadora se escandaliza ante la presencia de encapuchados en el campus universitario, lo considera un acto que genera terror en el estudiantado y señala de criminales de la más alta calaña a quienes la portan, indignos de ser estudiantes. Todo esto, sin tener en cuenta el legado de sangre que han dejado, a través de la historia, el martirio de miles de compañeros, desde Uriel Gutiérrez aquella nefasta tarde capitalina de 1956, y que hoy, aunque la senadora y muchos no lo crean, ya suman más de un mil los muertos de las universidades publicas colombianas y más de dos millares los desaparecidos y refugiados. Pero, aun así, nos preguntamos el por qué de la capucha, tal vez la respuesta a la pregunta la tengan los agentes de la SIJIN, la inteligencia militar y el DAS que recorren los pasillos de nuestra(s) universidad(es). Cosa que creo no sucede en las universidades privadas, donde la senadora Parody y la periodista Gurizatti vivieron sus años universitarios Muy seguramente nos podrán contestar quienes son los mártires de la iglesia o el año en que murió Ignacio de Loyola y nació el ex-presidente López, pero , ignorantes del valor de la libertad de cátedra, difícilmente comprenderán la complejidad del verdadero debate universitario, pues, instruidas en un debate de ideas reducido, poco universal, coartado por los principios de la educación privada, donde lo único importante es generar obreros para el sector privado, industrial, financiero y comercial, carentes de todo espíritu critico, no entienden el tejido social del país y pretenden verlo todo color de rosa uribista, por tanto, cualquier manifestación política y social que no corresponda a su ideal, se convierte en una amenaza terrorista al establecimiento.

La reflexión, debe encaminarse entonces, al interior de la universidad pública, respecto a cuales son las intensiones de la senadora uribista, al exponer al señalamiento a los estudiantes de las universidades publicas, presentándolas como focos de pensamiento guerrillero. Ahora resulta, que el estereotipo de tira piedra sin sentido, que tenemos los estudiantes de las universidades públicas, se ha reafirmado en el colectivo social. Por tanto, toda manifestación, marcha, paro o asamblea no es más que una acción de guerra del secretariado, la cual debe ser repudiada por la mayoría que lo único que quiere es la paz del país, slogan ya bastante manipulado por los medios de comunicación y el régimen uribista, quienes se han empeñado en criminalizar la protesta. Y así lo hacen. Descaradamente nos muestran a los estudiantes que reclamamos en nombre del pueblo al que representamos, como secuaces del terrorismo y la barbarie, mientras los políticos que asisten a reuniones para re fundar la patria junto con los paramilitares, autores del más grande genocidio y desplazamiento de civiles de América, son llamados doctores y aun se presume su inocencia o cínicamente son exonerados por la para-Fiscalia General de la Nación.

Desconocerá la senadora, quien parece muy ignorante del contexto nacional, el hecho de que quien es señalado como contradictor del régimen uribista, inminentemente es declarado objetivo militar de los paramilitares, hoy llamados águilas negras, quienes parecen operar bajo el principio de quien no esta con nosotros esta en nuestra contra, precepto del régimen uribista, quien tilda todas las iniciativas populares en reclamo y oposición a sus disposiciones, como obra de la influencia funesta de las FARC-EP. ¿O será esta su intención? Eliminar la voz del estudiantado, justificar la presencia de la fuerza publica en los campus universitarios públicos, a través de la filtración de inteligencia, hoy una realidad, que conllevara como resultado la desaparición de todo aquel que represente una alarma de subversión y libre pensamiento. No hay que olvidar, que los regimenes autoritarios, tienen como regla la eliminación selectiva del estudiantado opositor, la historia latinoamericana así lo demuestra, casos como el chileno, el argentino, el mejicano y la misma historia de fines del siglo XX en nuestro país, son prueba de ello. Es claro que el régimen uribista ha buscado, desde su primer periodo en el poder, controlar militarmente las universidades. O, de forma infame, lo que busca la madre de la patria es venderla. Si, a la universidad que es patrimonio del pueblo. Al mostrarnos como terroristas, esta dando a entender que aquí no sirve de nada darle educación al pueblo, si esta se dedica a cuestionar el establecimiento, que los estudiantes de universidad publica pierden su tiempo y desperdician los impuestos del pueblo, cancelando continuamente semestre para no graduarse y continuar con sus accionares guerrilleros, cuyo reflejo son los continuos paros, marchas, pupitrazos, bloqueos y asambleas, que tienen como único objetivo incentivar el desorden publico y aleccionar nuevos fieles a la doctrina guerrillera. Que, estas manifestaciones de protesta, no tiene nada que ver con el estado en que se encuentra, no solo la universidad, sino, en general, la educación publica y la nación, fruto de los pésimos manejos de los gobiernos neoliberales que han pauperizado los derechos básicos de los ciudadanos. Sugiere entonces, la senadora, que la salida es vender las universidades, para que, una vez en propiedad de los privados, pierdan toda autonomía, sumándose a ello la extinción de todas aquellas carreras con escasa demanda del sector privado, especialmente las ciencias puras, humanas y sociales junto con las artes, semilleros del pensamiento universitario y plazas de debate del mismo.

Sea cual sea la intención de la senadora y los medios de comunicación, los dos financiados por los grandes grupos económicos del país, a quienes invitamos a realizar el mismo cubrimiento mediático sobre la desfinanciaron de la universidad publica y la crisis educativa. Lo único que han hecho es lanzar una estrategia terrorista en contra de los estudiantes de las universidades públicas, alimentando los prejuicios de un pueblo ya bastante alineado y aterrorizado. Exponiendo como objetivo militar al estudiantado. Burlándose de la dignidad y el orgullo de ser estudiante de la universidad pública, degradando nuestro pensamiento y borrando de la memoria colectiva la lucha de los movimientos estudiantiles por la universidad pública y las justas causas del pueblo. Desechando el profundo trabajo político que realizamos los estudiantes sin capucha, pues, es sin capucha que salimos a marchar, organizamos y frenteamos los paros, sin capucha escribimos lo que pensamos, a veces, hasta en las paredes, único medio masivo de comunicación que nos pertenece. Sin capucha se dinamiza el debate universitario y se deciden los accionares del movimiento estudiantil en asamblea general estudiantil. Sin capucha salimos en la foto del carné y nos graduamos para trabajar por un país sin capuchas, ni jefes de encapuchados en el poder.

No somos terroristas, somos la voz de un pueblo digno que se levanta a luchar con coraje y entereza. Los estudiantes debemos subvertir al pueblo, convocarles a reclamar sus derechos y exigir el cumplimiento de los deberes constitucionales y morales de los gobernantes. Los estudiantes de la universidad pública somos llamados a ser quienes organicen y guíen al pueblo, hacia una nueva Colombia. Es este el momento de unir nuestras fuerzas para limpiar el nombre del movimiento estudiantil universitario, levantarnos por nuestra dignidad de estudiantes y decirle a todos los ciudadanos, al mundo y al régimen fascista que nos gobierna, con orgullo, que no somos estudiantes de la universidad publica por ser terroristas, sino, por ser las mentes mas brillantes del país. La voz del pueblo que marcha hacia un futuro, fruto de las luchas del presente.
René Jiménez.
Est Economía UPTC

Con capucha o sin ella a estudiar y a luchar por el poder popular. Ni un paso atrás.

26 sept 2008

"Incidimos en las elecciones presidenciales": Mancuso (El espectador.com)

Durante su primera audiencia virtual desde Washington, donde se encuentra detenido, el ex jefe paramilitar tocó varios temas en referencia al congresista Juan Manuel López Cabrales, el general en retiro Rito Alejo del Río, el Pacto de Ralito y sobre el apoyo de las Auc a las elecciones presidenciales.

“Sí tuvimos incidencia en las elecciones presidenciales”, manifestó Mancuso, sin embargo, no precisó a qué elección se refería. En las elecciones presidenciales de 2002 resultó elegido por primera vez el presidente Álvaro Uribe, y en las de 2006, fue reelegido. La denuncia del jefe paramilitar no precisó a que elecciones hacía mención.

Mancuso indicó que ninguno de los congresistas asistentes y firmantes del Pacto de Ralito fue obligado a hacerlo. "Julio Manzur y Zulema Jattin fueron invitados a esa reunión, no asistieron y contra ellos no hubo retaliación alguna", resaltó el ex jefe del Bloque Calima de las Autodefensas.

De igual forma fue enfático en resaltar que el texto del Pacto de Ralito fue leído en voz alta por él mismo antes de invitar a los asistentes a leerlo. Según él, en esta reunión no se tocaron temas delincuenciales, sino que por el contrario, se buscaba la paz del país.

Manifestó que firmaban actas en los encuentros con congresistas para dejar constancia “de los intentos de paz que buscábamos las Autodefensas”.

El presidente Pastrana, a través de un apoderado, le pidió a Mancuso que mantuviera la Reunión de Ralito y encuentros similares "en secreto", pues "después de la reunión que tuvo Pastrana con el comandante Castaño, las Farc rompieron por un tiempo las negociaciones. Mantuvimos las reuniones en secreto por el éxito de las negociaciones", indicó el ex jefe 'para' extraditado, en referencia a el carácter secreto que tuvo siempre el Pacto firmado.

El ex jefe paramilitar dijo también que apoyó directamente las aspiraciones políticas de Miguel Alfonso de la Espriella y Eleonora Pineda, para las candidaturas en 2002 al Senado y Cámara.

22 sept 2008

“Esmad es responsable”, dice Fiscalía

“La persona que dio muerte a Johnny Silva fue un miembro del Esmad aún no identificado”


Johnny Silva Aranguren ingresó a la Universidad del Valle con el propósito de, algún día, ostentar dos títulos profesionales. Wilman Silva, su padre, un humilde carpintero, financiaba el sueño de su hijo como podía, pero los recursos de su hogar eran limitados. De igual forma, la consagración de Johnny a sus estudios era conocida en la institución.

“A partir del segundo semestre de 2005, él iba a recibir una beca”, recuerda Wilman Silva. Pero una bala calibre 38 en la nuca de su primogénito se atravesó en las ilusiones del estudiante. Una protesta nacional en contra del TLC, planeada con anticipación para el 22 de septiembre de 2005, finalizó en el asesinato de Johnny.

En Cali, era un secreto a voces que el disparo había salido del arma de un agente del Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios). La Policía, por su parte, lo negó desde el inicio. Pero ahora que la Fiscalía se pronunció al respecto, no quedó ningún lugar a dudas. “La persona que dio muerte a Johnny Silva fue un miembro del Esmad aún no identificado”, manifestó el organismo en una resolución conocida en su totalidad por El Espectador. Y aunque el rumor pasó a ser una verdad judicial, los padres y amigos de Johnny aún no se explican lo ocurrido. El sólo hecho de que un agente del Esmad portara una pistola es inaceptable para ellos, pues los integrantes del Esmad reciben instrucciones claras y permanentes de no ir armados.

“Nuestro trabajo es prevenir acciones vandálicas o terroristas”, exclama el coordinador nacional de los Esmad, coronel Jorge Enrique Cartagena. Aunque el oficial precisa que los agentes son requisados cada vez que se presenta algún disturbio, en este caso, al menos tres patrulleros testificaron ante la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía que tal requisa no se efectuó antes de ir a la universidad.

Contrario al entonces capitán Gabriel Bonilla, cabeza del escuadrón que fue a la Univalle ese día, quien aseguró bajo juramento que él, personalmente, verificó que el personal no portara armas de fuego. “(Bonilla) no hizo nada en colaboración con la justicia”, manifiesta la Fiscalía en su documento.

Silva, quien tenía 21 años de edad, estaba en la universidad cuando comenzaron las protestas. Hacia las 2:00 p.m., los estudiantes bloquearon la Avenida Pasoancho y la Calle Quinta, las dos vías principales sobre las que se ubica la Universidad del Valle; y en menos de una hora, los policías, quienes ya estaban alertados de posibles disturbios, llegaron al claustro universitario. Con el paso del tiempo, la jornada se convirtió en un enfrentamiento con la Fuerza Pública en el que reinaron los gases lacrimógenos. Los estudiantes no mermaban en sus pretensiones y los agentes del Esmad procuraban que la protesta no pasara a mayores.

Hacia las 6:15 de la tarde, un grupo de agentes cortaron un pedazo de alambre y, en medio de la oscuridad que se empezaba a asomar, ingresaron a la institución, en contravía de la orden impuesta por el entonces comandante de la Policía Metropolitana, el general (r) Jesús Antonio Gómez Méndez. Entre las 6:20 y las 6:45 p.m., estudiantes y vigilantes, incluso de edificios cercanos a la universidad, vieron a los uniformados dentro del campus, sintieron un par de disparos y minutos después, escucharon un grito: “¡Hay un estudiante herido!”. Era Johnny, quien no había logrado huir, como el resto de jóvenes que vieron a los agentes, por una enfermedad congénita en sus piernas.

Uno de los dos disparos, realizado a 23,7 metros de distancia, alcanzó la nuca de Silva y segó su vida cuando una ambulancia lo trasladaba a la sala de Urgencias de la Clínica Valle del Lili, que se encuentra a pocos minutos de la Univalle. Al menos 19 testimonios fueron oídos por la Fiscalía para reconstruir este episodio.

Por su parte la Policía, en la voz del entonces comandante metropolitano Gómez Méndez, nunca dejó de negar el ingreso de sus hombres en el claustro. La muerte de Johnny subió los ánimos en la ciudad, y los estudiantes se lanzaron a las calles, e incluso se tomaron la catedral de La Ermita, para exigir que se investigara la muerte de Silva y se sancionaran a los responsables.


La discusión continúa

Lo insólito de la decisión de la Fiscalía es que, si bien se determinó la participación del Esmad en la muerte de Silva, el ente se abstiene de dictar medida de aseguramiento contra el hoy mayor de la Policía Gabriel Bonilla y los dos suboficiales que estaban cerca del lugar donde Johnny fue herido. Es decir, en este proceso, el Esmad es responsable, pero individualmente nadie lo es. Wilman Silva le aseguró a El Espectador que en la Fiscalía le dijeron que nadie sería castigado por tratarse de oficiales con carreras promisorias. “Estoy seguro de que la justicia colombiana no va a actuar. Esperamos lograr algo con la Comisión Interamericana, a donde ya pasamos el caso”.

En su pronunciamiento, la Fiscalía es enfática al manifestar que la autonomía universitaria no exime a ninguna institución de ser objeto de operativos de la Fuerza Pública. Afirmación que alimenta la polémica de los últimos días, luego de que se divulgaran unos videos de encapuchados dentro de la Universidad Distrital de Bogotá.

Recientemente, Cecilia María White, ministra de Educación, aseveró que la Policía seguirá ingresando a las universidades si es necesario, que ése es el mandato del presidente Álvaro Uribe desde antes del incidente con los videos. El coronel Cartagena también aclara que no es decisión de la Policía, sino de las autoridades civiles (alcaldes, gobernadores), permitir el ingreso de los uniformados a los claustros.

“Es que los estudiantes no son ningunas palomas. Yo tengo hombres a los que han herido, hasta los quemado con ácido”, dice el coronel Cartagena, quien afirma que los agentes del Esmad son capacitados por Cruz Roja, Personerías y Defensoría en cuanto al respeto por los Derechos Humanos. No obstante, éstas son las tesis que en los ámbitos estudiantiles son rechazadas con vehemencia.

“¿Por qué la Policía pide que se individualice en casos como los de Silva, pero en cambio, ni ésta ni agencias como el DAS dudan en generalizar cuando se trata de los estudiantes? En Colombia se está cercenando ese escenario natural del debate que es la universidad”, expresa Jaime Arévalo, vocero del Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo (Modep).

La presencia de Fuerza Pública en las universidades, así como la de encapuchados, no son discusiones de hoy. Son temas que llevan mucho tiempo sobre la mesa, en espera de que las partes lleguen a algún acuerdo. Carlos Ossa, director de la Universidad Distrital, que tanto ha sido cuestionada por el tema de los encapuchados, opina: “La misión de los Esmad es ofrecer garantías durante las protestas, y para eso se debe coordinar con las autoridades universitarias, para que los jóvenes tengan seguridad. Pero cuando, por ejemplo, el DAS señala a toda una organización estudiantil, lo que se está haciendo es abrir camino para intervenir militarmente las universidades, o para asegurar que éstas son focos de terroristas. Y no lo son”.

15 sept 2008

Derecho a la protesta (tomado de estudiantesuis.org)

Llegó por correo, léanlo y reflexionen

Voy a decirlo de una vez para que no haya confusión: no creo en la lucha armada, no creo en sus métodos de guerra, no creo en la combinación de todas las formas de lucha. La criminalidad de sus actos para conquistar sus objetivos los iguala en fechoría al bando que combaten: un estado mafioso y corrupto que elimina con ayuda de sus compinches paramilitares a todo aquel que haga oposición. No creo en la lucha armada, pero tampoco creo en el estado colombiano. Ambos son iguales: secuestran y asesinan para perpetuarse cada uno en su poder.
En mi opinión, ninguna ideología merece un cadáver. Pero que unos estudiantes se pongan capuchas para hablar en público a sus compañeros e invitarlos a la rebelión, a la insurrección me parece perfectamente legítimo. Primero, porque de eso se trata la democracia (y como esta democracia es imperfecta hay que usar capucha); segundo, porque tenemos un estado ilegítimo, asociado con la mafia y el paramilitarismo que ha llevado a las cáceles a militares, políticos y parientes del presidente de la república y al cementerio a millares de colombianos. Invitar a sublevarse frente a ese estado de cosas es bueno para todos. Y tercero, porque si los estudiantes no se ponen capuchas simplemente los desaparecen, como pasó en Cúcuta con Edwin López y Gerson Gallardo. En la mayoría de las universidades públicas desaparecen siempre al líder que da la cara. Al que no usa capucha.
Desde que existe la Universidad Pública los estudiantes ocultan sus rostros para que no los identifiquen porque ningún gobierno ofrece garantías a sus críticos. Pero que se arme por esto un escándalo sólo muestra que Gina Parodi es una gomelita que estudió en universidad privada y no sabe que en las universidades públicas los estudiantes se encapuchan hasta para pedir rebaja en la matrícula.
La ministra de educación, Cecilia María Vélez White, reconoció en entrevista con Yamid Amad, que en su época de estudiante en la Universidad de Antioquia participó en protestas y tiró piedra. Eso forma parte de la cultura universitaria y lo sabe todo el mundo. Recuerdo una fotografía del genetista Emilio Yunis tirándole piedras al diario El tiempo en el fragor del tropel estudiantil. Deducir de ahí que esos estudiantes son terroristas y autorizar a la fuerza pública a ingresar a la universidad es simplemente una forma de penalizar la protesta, establecer la censura y desaparecer estudiantes.
Dijo el presidente Uribe refiriéndose a los estudiantes encapuchados de la Universidad Distrital: “esos bandidos deben estar en la cárcel”. Entonces recordé a su primo Mario Uribe, a sus compinches del congreso, a Fabio Valencia Cossio, a Juan Manuel Santos (que clamaba por un Fujimori colombiano y se le cumplió el sueño con Álvaro Uribe), recordé los apellidos de todos los que están en el servicio diplomático y me di cuenta que ninguno de ellos está en la cárcel. Entonces, por primera vez estoy de acuerdo con Uribe: “esos bandidos deben estar en la cárcel”.

Escrito por: Renson Said de la Revista Vía libre

10 sept 2008

Depronto voy a resultar siendo subversivo, porque me permito que muchachos en la Universidad expresen sus puntos de vista"Carlos Ossa Rector U distrit

El rector de la Universidad Distrital, Carlos Ossa Escobar, defendió el derecho a la protesta y libre expresión de los estudiantes siempre y cuando se den bajo el marco de la Ley.

"Yo valoro la protesta, siempre y cuando sea con palabras, no con violencia, y estos muchachos tienen todo el derecho a manifestarse", apuntó Ossa.

El catedrático, se mostró preocupado por los posibles señalamientos que puedan darse a raiz del hecho.

"Me preocupa el Macartismo que estamos viviendo en este país, depronto voy a resultar siendo subversivo, porque me permito que muchachos en la Universidad expresen sus puntos de vista", concluyó Ossa.