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24 feb 2008

¿Y la sangre colombiana no vale? (tomado de {el tiempo)

Acumuló una inmensa fortuna a costa de la sangre y el sudor de la gente de trabajo honrado. Gastó a manos llenas en vanidades, a sabiendas de la ruina en la que él y su banda de matarifes sumieron a sus paisanos. Se paseó por su Valledupar natal con la arrogancia de un virrey encargado de cuidar las posesiones de su señor, al tiempo que engrandecía las suyas.

Hugues Rodríguez Fuentes tendría que pagar muchos crímenes y atropellos, comenzando por su cuota de responsabilidad en los mil muertos que confesó su patrón esta semana con un hiriente cinismo. Y pensar que esa aterradora cifra corresponde a una correría sanguinaria de tan sólo quince días.

Sin embargo, no responderá por los daños causados a sus compatriotas. El 'comandante Barbie', lugarteniente de 'Jorge 40', que asesinó, extorsionó, robó fincas y ganado, desplazó gentes y amasó un voluminoso patrimonio, está negociando su impunidad en el Imperio, al que no le preocupan las lágrimas ni la sangre de los campesinos, comerciantes y ganaderos colombianos, sino las rutas y la plata del narcotráfico.

A cambio de echar al agua a algún traqueto y de entregar unos millones de los muchos que ganó traficando con '40', silenciará sus infinitos crímenes, sus muchos testaferros y las conexiones con la clase política, militar y policial que le ayudó a construir su tenebroso reino.

Hugues representa el prototipo del colombiano acosado por la violencia metido a paraco. Las Farc secuestraron y asesinaron de forma vil a una de sus hermanas, con la abulia de las autoridades que nada hacían entonces por esa región. El muchacho no se aguantó la rabia y se unió a 'Jorge 40'. Proclamaba que había aniquilado a todos cuantos tuvieron que ver con aquel episodio trágico, asesinatos que no lograron apaciguar ni su sed de venganza ni su voraz e insaciable apetito de plata.

Ponía el ojo en una finca y asfixiaba a sus propietarios a fin de expulsarlos y anexar las tierras a su hato. Les robaba ganado, amenazaba a los trabajadores, les exigía vacunas impagables por medio de sus cobradores habituales, Manuel Gutiérrez, 'Tolemaida', '39' o él mismo.

Esa actividad era tan sólo una de sus áreas delincuenciales, quizá la más personal y apreciada, porque ansiaba convertirse en un gran terrateniente y ganadero, siguiendo la estela de su papá. Sólo que el progenitor era pacífico y el hijo salió matón.

Pero no sufra, 'comandante Barbie'. Desde esta columna quisiera tranquilizarle y permitir que negocie sin temores con esa Justicia norteamericana mercantilista que premia a los capos y castiga a inocentes y lavaperros. Nadie le va a perjudicar acá. Usted tuvo la habilidad de entregar a mucho finquero ganado al partir, convirtiéndoles en sus cómplices, y la suerte de formar parte de esa sociedad frívola vallenata que disculpa y justifica sus tropelías. Ni señalarán a su administrador, Víctor Fuentes, que le cuida las espaldas financieras.

Cómo de fresco estaría usted antes de huir hacia Venezuela y luego a USA que su empresa, Inversiones Rodríguez Fuentes LTD, aportó dos millones de pesos a la campaña electoral del liberal José Luis Urón, a pesar de que ya sabíamos entonces de sus andanzas. Una módica cantidad que refleja la impunidad con que ustedes actuaban.

Y tampoco se preocupe por los políticos y satélites afines de la región. Sus secretos quedan a buen recaudo. Los gringos no están interesados en conocer sus amistades peligrosas con Mauricio Pimiento, el prófugo Álvaro Araújo Noguera, su hijo Sergio, los Cuello y un largo etcétera de personajes con quienes mantuvo una estrecha relación.

El escuálido arsenal -granada y pistola- encontrado el otro día en Itagüí me hizo pensar en usted. Pudiera tener el fin de enviar a jefes paracos al norte para que negocien sus penas, salven la vida porque aquí tienen demasiadas culebras y oculten las verdades que comprometen a determinados nombres.

Salud Hernández-Mora

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