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23 feb 2010

Universidad Francisco de Paula esta de luto

Vía Libre

Daño colateral

Renson Said


El único mecanismo que permite a los estudiantes del país expresar su desacuerdo sobre las cosas del mundo es la marcha. Frente a un secuestro, los estudiantes marchan. Sube el precio de las matrículas, y los estudiantes marchan. Desde la matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en el México del 68, hasta la de hoy, organizada por la emisora de la Universidad Francisco de Paula Santander, las marchas expresan el espíritu colectivo de rechazo contra los abusos de poder y los excesos de las autoridades.

Hoy marchan los estudiantes de blanco. Protestan porque uno de sus compañeros, Julián Alberto Villamizar, fue asesinado en un operativo confuso e irresponsable por parte de la policía metropolitana. Julián tenía 23 años, estudiaba sicología, tenía novia y escribía poemas. Es decir, era un ser humano completo. Mientras paseaba por una de las calles de la ciudad, se vio envuelto en un tiroteo: la policía perseguía a unos delincuentes y una bala perdida le atravesó los pulmones. No sé si la bala que lo mató fue disparada por la policía o por los delincuentes. En cualquier caso a la policía metropolitana y al Estado colombiano le cabe toda la responsabilidad en este crimen.

La policía no puede improvisar persecuciones cinematográficas en el centro de la ciudad y armar una balacera en medio de la gente para dar de baja a unos bandidos. Julián fue víctima de los excesos de la Seguridad Democrática que obliga a la policía a improvisar operativos para dar resultados a sus superiores. ¿Debe responder la policía a los familiares de Julián Villamizar por acción o por omisión? Cuando la policía causa daños a terceros en una acción represiva, ¿quién responde? ¿Agotó la policía todos los medios a su alcance en ese operativo antes de la balacera? Todo esto quedará en manos de los abogados. Pero nosotros, la sociedad civil, no podemos permitir que nos oculten a verdad.

Julián fue una víctima inocente: eso que el gobierno norteamericano llama “daño colateral”. Aquí no hubo fuego cruzado porque Julián no pertenece a ninguno de los bandos enfrentados. Daño colateral: es decir, por un error de la fuerza pública, cae un civil. Pero también una familia. Porque cuando asesinan a Julián, amputan violentamente a un miembro sensible de esa familia. Julián es hermano, hijo, amigo y compañero. A ellos debe responder la fuerza pública. Ojalá esta marcha defina un comité garante que supervisé el desarrollo de este caso para que no quede impune. Y que las autoridades le expresen a la familia de Julián las condolencias: que alguien responda. No todos los días se pare un hijo, se educa, se manda a la universidad para que lo maten así no más los encargados de protegerle la vida. Porque es a la familia de Norte de Santander la que están asesinando.

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